Leyenda del ánfora del faraón.

El acontecimiento que tanto marca a Grenouille en la película es la historia contanda por su maestro Baldini, la leyenda del ánfora del farazón: cuenta la leyenda que se hayó un ánfora en la tumba de un faraón y que al abrirla surgió de ella una fragancia, después de tantos miles de años, un perfume de una belleza tan sutil y tan poderosa que durante un simple momento todos los habitantes de la tierra creyeron hayarse en el paraiso, podieron identificar doce esencias, pero la decimotercera, la más vital, jamás pudo determinarse (Patrick Susking 1985).
El maestro le cuenta esta historia a nuestro protagonista en el proceso de enseñarle las partes en las que se compone un perfume de verdad, dicho perfume consta de tres acordes con cuatro notas cada uno, simbolizando las esencias. La cabeza, el corazón y el fondo simbolizan los acordes, y las cuatro esencias que llevan cada uno, las notas.
Según Baldini: los antiguos egipcios creían que solo se podía elavorar un perfume verdaderamente original añadiendo una nota más, una esencia final que se adueña de todo y domina a las demás. Dicha esencia sería la decimotercera en la leyenda del farón, pero al ser solo una simple leyenda el perfumista se la contó a su discipulo como un conocimiento más sin saber cúan grande iba a ser el impacto que causaría en Grenouille.
Jean-Baptiste extrapoló la leyenda a su propia situación, él tenía un don excepcional y era consciente de ello, por lo que al tener noción de una esencia la cuál nunca había sido encontrada, sabía perfectamente de que se trataba, de aquella que solo podía percibir él con su exquisito olfato y de aquella que tanto ansiaba conseguir, y gracias a su maestro, Grenouille ahora sabía exactamente como elaborar dicho perfume.

Podemos ver mediante los planos como Grenouille al terminar de contarle la leyenda e insistirle en que solo es eso, una leyenda, su mirada esta fija unicamente en los frascos, los doce frascos que debe rellenar con varias esencias elegidas cuidadosamente para luego mezclarlas todas junto a la última esencia, la que domina a todas las demás.